Lucrecia y Luisa "La Tonta" eran las plañideras del pueblo. Por un módico precio iban a llorar a los funerales. En lo velatorios podías encontrarlas derramando lágrimas con el sentimiento mas profundo y al minuto siguiente verlas tomando un caldito de pollo, charlando ajenas a la situación. Como actrices detrás del telón.
-¿Has visto que vestido mas feo llevaba esa ?- Lucrecia.
- Pues mira que te digo, "esa", es una hija del difunto, así que fíjate lo que le importara la muerte de su padre, viniendo con esa facha.- Luisa "La Tonta".
- Si, maja, hay alguna gente que... Me voy a llorar otro poco.- Lucrecia.
En el siguiente descanso:
-¿Has visto que gordo esta el sobrino de la Manuela?- Lucrecia.
-Pues decían que había estado enfermo, no se qué del tiroides, pero mírale ahora, robusto, robusto.- Luisa "La Tonta".
Mirando al difunto:
-Pues está fenomenal, guapísimo, parece que está dormidito.- Lucrecia.
-Es que hay gente que tiene un morir muy bueno, chica.- Luisa "La Tonta".
-¿Lloramos?-Lucrecia.
-Venga.- Luisa "La Tonta".
