El forense había terminado su trabajo. Durante cuatro horas había examinado con todo detenimiento el parabrisas del vehículo. Se acercó al Sargento de la Guardia Civil, que junto a otros dos agentes custodiaban al detenido.
-¿Y bien?- preguntó el Sargento.
-Pues bien, he contado al menos diez cadáveres. Pero podrían ser más. Hay algunos restos imposibles de identificar. Así que, sin lugar a dudas, diría que ha sido un atropello premeditado.- dijo el forense.
-Llévenselo- ordenó el Sargento a los dos agentes. El detenido comenzó a forcejear, gritando:
-¡¡ No...No...¿Por qué?...No...Solo eran mosquitos...mosquitos !!