III
Extraña fascinación aquella. De niño, me gustaba mucho el sonido de los pasos en las películas. Todo el mundo parecía llevar zapatos de claqué. Mi calzado no sonaba así.
Ahora tengo una vecina que es actriz. En realidad no se si lo es. Pero sus zapatos suenan de película. Sale de su casa. Baja las escaleras. Ya está en la calle. El eco de sus pasos flota por todo el barrio. Aún cuando está a kilómetros de distancia. Y entonces me acuerdo de la extraña fascinación aquella.